Técnicas para aliviar las molestias del parto

Para algunas afortunadas, el parto pasa en un suspiro. Para otras mujeres, puede ser muy molesto y doloroso... aunque no tiene por qué ser así. Hay muchas maneras de aliviar las molestias del parto. Antes del parto puedes aprender y practicar técnicas naturales para atenuar el dolor y durante el parto puedes recurrir a otro tipo de técnicas. También dispones de fármacos y procedimientos médicos en caso de necesidad.

Deberás valorar los riesgos y beneficios de cada alternativa, antes de decidir qué tipo de paliativo utilizarás cuando llegue el gran día. Algunas sugerencias:

Técnicas no médicas

  • Técnicas de relajación. Las embarazadas que han optado por esta vía la recomiendan más que ninguna otra, ya que se trata de una técnica no agresiva que reduce la tensión muscular y el dolor durante el alumbramiento. La relajación corporal progresiva "una suerte de paseo por el cuerpo que tiene por objeto reducir la tensión" es algo que se puede aprender y practicar con antelación, para después utilizarlo durante el parto con resultados muy positivos.

  • Masajes. Haz que tu pareja te masajee los brazos, las piernas o la espalda durante el parto, para que te ayude a relajarte y reducir la tensión, y el dolor.

  • La mecedora. Pasa todo el tiempo que puedas en una mecedora, meciéndote suavemente adelante y atrás mientras respiras y te relajas.

  • Caminar o "bailar lento". Caminar "o incluso dar unos pasos alrededor de la cama" reduce las molestias y ayuda a que las contracciones sean más fuertes y regulares. Prueba a "bailar" con tu pareja, apoyándote sobre él y meciéndote rítmicamente.

  • Cambios de posición. No permanezcas en la misma posición más de una hora y no te tumbes boca arriba. Prueba a sentarte en la cama o en una silla, tumbarte de costado, ponerte en cuclillas y mecerte sobre un balón de gimnasia de parto, o apoyarte en el respaldo de una silla o en la cama.

  • Hidroterapia. Prueba a sentarte en una ducha aplicándote el chorro de agua sobre la espalda o a echarte en una bañera de agua caliente. No todos los hospitales cuentan con una bañera o ducha en la habitación, por lo que si deseas utilizar este método de relajación durante el parto, organiza de antemano tu ingreso en una instalación que disponga de ello..

  • Aplicación de frío o calor. Aplicar una compresa caliente o una bolsa de hielo en la espalda puede reducir la tensión muscular, mejorar la circulación y mitigar el dolor.

  • Respiración rítmica. Seguir unas pautas de respiración específicas te ayudará a relajarte y a concentrar tu atención en algo distinto del dolor durante las contracciones. Durante el parto se utilizan tres técnicas: lenta, modificada y pautada.

  • Imágenes mentales. Prueba a visualizar una escena bonita en tu mente, que te haga sentirse segura y relajada. Concentra tu mente en este lugar durante las contracciones.

  • Música. Lleva contigo algunas de tus cintas o CD favoritos de relajación y un reproductor (si el hospital no cuenta con uno).

  • Aromaterapia. Los olores agradables te ayudarán a relajarte y a sentirte mejor, así que lleva a tu habitación una loción fragante o un ambientador floral para que te reconforte.

Muchas de las técnicas mencionadas se enseñan en las clases de preparación para el parto. Para más información sobre estas clases

Técnicas de medicación y anestesia

  • Medicación relajante. Los médicos suelen preferir no administrar sedantes ni somníferos durante el parto, a menos que la parturienta se encuentre muy tensa, porque tienden a causar sopor y pueden dificultar la respiración del bebé.

  • Analgésicos narcóticos. Los narcóticos deben administrarse en la fase lenta del parto. Nunca se ofrecen en los primeros momentos del parto porque pueden retrasar o detener las contracciones y tampoco durante la fase de expulsión porque pueden tener efectos posparto en el bebé.

  • Anestesia epidural. La epidural es una anestesia local que se inyecta en el espacio que rodea la columna vertebral. Hace efecto en unos 30 minutos y anula casi todas las sensaciones causadas por las contracciones. Aunque la epidural alivia el dolor casi por completo a la mayoría de las mujeres, existen mínimos riesgos. Se puede administrar en las primeras fases del parto pero a baja dosis. Si la dosis es alta puede retardar o detener el parto requiriéndose en tal caso la administración de para que el proceso siga su curso. La falta de sensaciones reduce la capacidad de empujar aumentándose la probabilidad de que sea necesario utilizar fórceps o ventosas para extraer al bebé. Sin embargo la epidural no aumenta el número de cesáreas. Ocasionalmente puede causar fiebre, lo que obliga a someter al bebé a análisis para descartar toda posibilidad de infección. Aunque casi todos los hospitales disponen ya de un servicio de epidural las 24 horas, hay algunos pequeños que no. Hay hospitales que limitan la epidural a las mujeres que tienen ingresadas en planta e insisten en que las mujeres que van a centros de "casa de partos" sean trasladadas al hospital si necesitan este tipo de anestesia. Asegúrate de comentar con tu médico los pros y los contras y la disponibilidad local de esta anestesia antes de que comience el parto. Epidurales que permiten caminar. Se trata de un nuevo método por el cual se inyectan fármacos mediante infusiones continuas a dosis bajas o administrando parte de la dosis en el propio líquido cefalorraquídeo. El objetivo es mantener la fuerza muscular para que todavía pueda caminar y también empujar mejor. De esta manera se reducen los partos con fórceps o ventosas. Este tipo de epidurales sólo están disponibles en algunos centros, así que si estás interesada, pregunta a tu médico con antelación.

  • Gas y aire. Se trata de una mezcla de óxido nitroso y oxígeno, que se aspira a través de una mascarilla de inhalación. Solía llamarse "gas hilarante", porque puede aturdir la mente y provocar hilaridad. Lo mejor es aplicarlo poco tiempo durante la última fase activa del parto, para aliviar el dolor causado por las fuertes contracciones que le son propias. Es eficaz, pero utilizarlo debidamente requiere práctica. El truco es que tu pareja cronometre las contracciones y aspirar dos o tres veces justo antes de que comience la contracción. Durante la contracción, deja de aspirar el gas y practica la relajación. Como el gas tarda unos 30 segundos en alcanzar el cerebro, su efecto coincidirá con el momento álgido de la contracción. No aspires el gas durante una contracción.

  • Estimulación eléctrica trascutánea (TENS). Se trata de un aparato que aplica pequeñas sacudidas eléctricas sobre la zona lumbar a través de una almohadilla con electrodos. Se puede variar la intensidad gracias a un indicador graduado. Las sacudidas hacen sentir un pequeño hormigueo que bloquea las señales de dolor que suben por la columna desde el útero. La técnica TENS es más eficaz al principio del parto y no a todo el mundo le funciona bien. Si estás interesada, pregunta a tu médico o comadrona con antelación qué oportunidades tienes de contar con esta técnica.

Resulta difícil saber con antelación qué métodos querrás utilizar durante el parto. Trata de no poner toda tu confianza en una determinada técnica. De este modo, una vez haya comenzado el parto podrás tomar decisiones sobre la marcha, en función de la intensidad y duración del proceso, sin sentirte decepcionada.

Lo importante por ahora es que hagas tus deberes. Averigua todo lo que puedas acerca de las opciones que tienes, habla con tu médico o comadrona y confía en ti misma para tomar las mejores decisiones para ti y para tu bebé cuando llegue el momento.

* Artículo realizado por Elaine Zwelling y el Dr. Jim Thornton.

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