El olfato en bebés de 0 a 36 meses
Si tu vida dependiera de saber encontrar a una persona determinada en un cuarto oscuro lleno de extraños, ¿podrías hacerlo? Descúbrelo todo sobre el olfato en bebés de 0 a 36 meses.
Tu bebé sí es capaz de conseguirlo, utilizando tan sólo su nariz
El recién nacido que sostienes en tus brazos, a quien tan sólo estás empezando a conocer, ya te reconoce por tu olor. Incluso en la oscuridad, se volverá hacia ti. Si le estás dando el pecho, esto estimulará tu producción de leche. Como el bebé ya puede identificar el olor de su madre, se vuelve hacia ella para satisfacer su hambre.
Tu aroma característico y familiar le tranquiliza
Tras el duro esfuerzo del parto, el bebé se relaja a tu lado, ya que asocia tu olor con el confort y la protección de tus brazos. El olor proporciona al bebé muchas e importantes sensaciones acerca de su entorno inmediato que le dan seguridad. Además, el sentido del olfato desempeña una función social importante en su vida y también en la tuya. Su maravilloso olor a recién nacido te mantiene cerca, juega con tus emociones. El dulce aroma de tu bebé también atrapa a otras personas, que también estarán encantadas de sostenerlo y de hacerle arrumacos. Tan sólo con la fuerza del olor, obtiene lo que necesita: cariño y atención.
Es químico, es primitivo.
Es dulce, no lo es.
Es reflejo, es independencia.
En última instancia, el olfato ayuda al bebé a adquirir independencia. ¿Cómo?
Es memoria, es conexión.
Es químico, es primitivo
El sentido del olfato, como el del gusto, es un sentido “químico”, porque empieza con una respuesta nerviosa ante determinadas moléculas presentes en el ambiente. El olfato y el gusto son lo que los científicos llaman “sentidos primitivos”, porque incluso los organismos unicelulares pueden hallar las sustancias químicas que necesitan para sobrevivir a través del olor. Míralo de este modo: tu bebé tiene olfato para el alimento y el confort. ¡No está mal para un crío que sólo tiene un día de vida!
Su agudo sentido del olfato también ayuda al nuevo miembro de la familia a reconocer a los demás. Después del pecho, el cuello de la madre ocupa el segundo lugar entre los olores más apreciados, ya que sobre él descansa su pequeña carita cuando le sostienes en vertical, con sus fosas nasales pegadas a tu piel. El recién nacido llegará a reconocer el olor de su padre de este modo y, si les dejas que lo cojan, también de sus hermanos. Cuanta más práctica adquieran sujetando al bebé, más fácil le resultará a éste reconocer sus olores y más satisfactorio será para ellos (y para el pequeño) acogerle entre sus brazos.
Es dulce, no lo es
El recién nacido respira profundamente para inhalar mejor los aromas del plátano, la vainilla, el azúcar y, por supuesto, la leche. Los olores dulces (de otras sustancias y de los propios bebés) permiten a niños y padres disfrutar de los placeres de la intimidad. Ello se debe a que a todos nos gusta estar cerca de las cosas que tienen olores dulces.
Quizá observes que tu bebé se aparta de algunos olores, como la carne podrida o las sustancias químicas tóxicas. Algunos científicos especulan con la posibilidad de que este reflejo tenga la misma función que las náuseas matutinas durante la primera fase del embarazo: evitar alimentos y sustancias que puedan resultar peligrosos.
Quizá sea un sentido primitivo, pero los bebés utilizan el olfato de una forma sorprendentemente sofisticada. Ya en el segundo mes de vida, pueden distinguir diferentes tipos e intensidades de olores. Los bebés reaccionan a los olores pataleando, chupando, llorando o alterando el ritmo de su respiración. Aunque no todo el mundo está de acuerdo, algunos investigadores creen que los recién nacidos muestran su aprobación de ciertos olores relajando su cara y su desaprobación, arrugándola.
Es reflejo, es independencia
Aunque el bebé puede distinguir entre diferentes olores, sus respuestas parecen ser más reflejas que deliberadas o conscientes. Se llega a esta conclusión porque los olores también le hacen moverse y cambiar su respiración cuando está dormido. Pero los bebés parecen ser capaces de soportar los olores: si un olor desagradable permanece en el ambiente durante tiempo suficiente, dejan de reaccionar a él. Esto es lo que se llama habituación.
Pero a medida que va creciendo, la reacción del bebé a los olores se va haciendo más calculada, consciente y dependiente de su voluntad. El niño aprende por experiencia a juzgar si las cosas huelen bien o mal. A los tres años de edad, será capaz de expresar algunas de sus opiniones. Y a los seis o siete años, te lo dirá mucho más claramente.
En última instancia, el olfato ayuda al bebé a adquirir independencia. ¿Cómo?
A las 24 semanas, el feto puede absorber los olores presentes en el líquido amniótico; este es el principio de su sentido del olfato.
Tras el parto, el bebé utiliza esta habilidad para identificar el olor de su madre, que reconoce de cuando todavía estaba en su vientre.
Aunque el recién nacido prefiere y necesita estar contigo, el olor le ayuda a iniciar una cierta emancipación.
Parte del confort que solía encontrar solamente en tu aroma, comenzará a encontrarlo en el suyo propio y después en las cosas que ha impregnado con él.
Su manta más suave, que lleva su saliva y su olor, le resulta familiar y le tranquiliza, aunque no seas tú. Esta es la razón por la cual, cuando sea un poco mayor, comenzará a arrastrar su manta por ahí en lugar de agarrarse a tu pierna.
Ahora intenta probar cosas por su cuenta, con algo de ayuda de una mano amiga. No tengas demasiada prisa en lavar su adorada manta; cuanto más huela, mejor.
Es memoria, es conexión
El poder del olor afecta a la memoria, también en los adultos. Párate por un momento y recuerda qué ocurre cuando hueles a lilas en invierno. De repente es primavera, tienes ocho años y vas a toda velocidad en tu nueva bici. O cuando hueles pan recién salido del horno, la imagen de la cara de tu abuela aparece perfectamente dibujada en tu mente, incluso después de muchos años. El olor es así: dispara o es capaz de desencadenar el recuerdo.
Ya desde su nacimiento (quizá incluso antes), el bebé establece conexiones y comienza a formarse opiniones a través de su sentido del olfato. Le ayuda a saber quién es él mismo y qué es importante y dónde están esas cosas tan importantes para proporcionarle seguridad. En última instancia, le ayuda a recordar momentos intensos. ¿Y tú? Tú siempre recordarás su dulce olor de recién nacido.
Regístrate en Dodot y consigue: