Cómo enseñar disciplina a tus hijos de forma positiva
Actualizado Junio 07, 2018
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Es difícil encontrar algo que preocupe más a los padres que la ardua tarea de enseñar disciplina a un niño. Todos queremos que nuestros hijos se comporten bien, pero es difícil lograrlo sin anular su creatividad ni disminuir su autoestima.
"He llegado a la conclusión de que el cuidado de los hijos es un área en la cual muchos de los fantasmas de la infancia aparecen y ocasionan problemas".
Esta frase, acuñada por la conocida experta en desarrollo infantil Selma Fraiberg, se refiere a los recuerdos de la infancia, las experiencias pasadas y los tipos establecidos de pensamiento y conducta que todos utilizamos al criar a los niños. Estos fantasmas pueden complicar aún más el cuidado de los hijos, ya que algunas veces decimos una cosa, pero en el fondo sentimos y pensamos otra.
Enseñanza y aprendizaje. El término "disciplina" deriva de una palabra que significa "enseñar", no castigar. Nuestro objetivo debería ser enseñar a los niños a comportarse adecuadamente, a controlarse y a mostrar respeto hacia los demás. Si los padres tienen claro lo que quieren enseñar y toman en cuenta lo que el niño puede aprender según su etapa de desarrollo, será más fácil poner en práctica las estrategias necesarias. Desde el punto de vista de los niños, cuanto más sencillo sea el mensaje que se les quiere enseñar y menor sea el intervalo entre la acción y su consecuencia, más fácil será el aprendizaje.
La importancia de sentir la aprobación de los padres. Casi todos los niños quieren hacer lo que sus padres quieren que hagan. El amor y la atención de sus padres son las mayores motivaciones de los pequeños y éstos se esforzarán mucho por obtenerlos. Los problemas surgen cuando los padres prestan poca atención a sus hijos o cuando se concentran demasiado en las conductas negativas y no perciben las cosas buenas que los pequeños hacen para complacerlos. A menudo, un problema de disciplina simplemente se esfuma cuando los padres reorientan su atención al aspecto positivo y estratégicamente pasan por alto el negativo. Nada es más eficaz que la aprobación de los padres y que el niño sienta que es capaz de hacer lo que las demás personas quieren que haga. Estas recompensas "internas" son las más importantes, porque ayudan al niño a sentirse orgulloso de sí mismo y a responder a la próxima dificultad que la vida le presente.
Cuando los métodos de disciplina no funcionan. A veces los padres esperan demasiado de un niño dado su nivel de desarrollo, sus circunstancias o ambos aspectos. Los siguientes son algunos casos frecuentes, así como algunas estrategias para obtener mejores resultados:
Las instrucciones de los padres son demasiado vagas. Las peticiones del tipo "Compórtate" o "Sé un buen niño" no tienen mucho sentido para un pequeño que aún no cumple los 10 años.
Especifica lo que quieres que haga el niño. Dile "Deja de gritar" o "Devuélvele el camión a Pedro".
La tarea es demasiado grande para el niño. Son muy pocos los niños pequeños que entienden el concepto "Limpia tu habitación". Los niños responden mejor a instrucciones como "Recoge los bloques" o "Pon la ropa en la cesta". Si logran realizar varias tareas pequeñas con éxito, se sentirán animados para hacer la próxima.
El niño no logra ver la relación entre su conducta y la recompensa o consecuencia. Si la consecuencia ocurre mucho después de la trasgresión, el niño en realidad no aprende nada. Por ejemplo, no tiene sentido recompensar a un niño de 3 años al final de la semana por la buena conducta que tuvo durante ese período, ya que su memoria y sentido del tiempo no son lo bastante maduros como para entender lo que esto significa. Mientras más pequeño sea el niño, más corto debe ser el lapso que transcurre entre la acción y su resultado.
Se espera mucho del niño. Los niños muy pequeños saben que la palabra "no" significa dejar de hacer lo que están haciendo, pero no pueden pensar en otra alternativa si aún tienen la tentación original al alcance de la mano. Por ejemplo, los botones del televisor resultarán muy tentadores para el niño a menos que le des otra actividad lejos del aparato.
Demasiados "no". Si el mundo del niño no es otra cosa más que un mar de prohibiciones, entonces no prestará atención a ninguna de ellas. Los padres deben jerarquizar los distintos temas y trabajar en uno o en algunos de ellos a la vez.
El niño está agotado. No intentes dar lecciones de buena conducta a un niño cuando esté cansado, tenga hambre, esté muy disgustado o tenso. Obtendrás mejores resultados si primero alejas al pequeño de la situación en que se encuentra, le das lo que necesita para que recupere sus energías (una siesta, un tentempié, un abrazo) y luego lo vuelves a intentar.
Los padres están agotados. Si estás más disgustado que el niño, no podrás enseñarle nada que sea realmente importante. Date un respiro. Si bien los niños aprenderán y de hecho deberían aprender que los padres tienen respuestas emotivas ante su conducta (la expresión de tu rostro, tu voz y tu conducta son señales que le permiten juzgar la respuesta de los demás ante sus actos), evita perder el control. Tanto tú como el niño os asustaréis con tu reacción exagerada. Además, lo más probable es que te arrepientas de lo que dices o haces.
Preguntas frecuentes
La seguridad en el automóvil es un área en la que no debería haber concesiones y en la que debería existir la menor cantidad posible de discusiones.
Un niño debe permanecer en el asiento, por lo tanto, ponle el cinturón lo más apretado que puedas, sin que llegues a incomodarlo.
En el caso de algunos niños que tienen la piel sensible, es mejor cubrir las correas con fieltro o terciopelo.
Asegúrate de que esté sentado derecho para que pueda mirar hacia afuera.
Comprueba que el sol no le dé directamente en los ojos; si es así, instala una pantalla protectora en la ventana.
Ofrécele un incentivo, como un juguete.
Detén el automóvil cada vez que el niño se baje del asiento, aun cuando al principio tengas que hacerlo cientos de veces.
No le hables mucho y vuelve a acomodarlo rápidamente en el asiento de seguridad.
Si te mantienes firme y eres absolutamente constante, el pequeño terminará por aprender.
Considera la posibilidad de salir con más tiempo en la mañana y asegúrate de estar descansada cuando te enfrentes a la situación con este nuevo método más firme.
Puedes anunciarle este nuevo sistema el día anterior sin discutir mucho el asunto.
La otra parte de esta historia puede ser el conflicto que ambos tenéis al despediros por la mañana. Esta lucha constante puede deberse en parte a la tristeza que ambos sentís al separarse durante el día. Es probable que el niño tenga conciencia de que con esta pelea del asiento de seguridad puede aplazar el momento de la separación y llamar mucho más tu atención, aun cuando sea de forma negativa. Daos un poquito más de tiempo cada día y cread una breve rutina con la que ambos podáis contar y que sea más segura que las peleas en el automóvil. Haz del reencuentro al final del día un momento especial.
Suzanne Dixon, Doctora en Medicina.
Me parece que estás malinterpretando la conducta del pequeño y, al mismo tiempo y sin darte cuenta, la estás incentivando. Todos los niños de esta edad juegan con la comida, porque es una de sus formas de descubrir cómo funciona el mundo. Su intención no es desafiarte. Me parece que le estás prestando demasiada atención cuando tira la comida. Recuerda que incluso si le gritas puedes incentivar esta conducta, ya que se dará cuenta de que tirar la comida es la forma más segura de llamar tu atención.
Esto nos lleva a responder tu pregunta en dos partes:
Primero, préstale mucha atención cuando esté comiendo sin tirar la comida. Dile que es un muy buen niño y que está cada día más mayor. Si tira la comida, simplemente dile: "La comida no se tira".
Luego no le prestes atención por 15 segundos. Así aprenderá rápidamente que llama más la atención cuando come sin tirar la comida.
Lawrence Kutner, Ph.D., Psicólogo Clínico.
Es muy importante que tu hija toque todo tipo de cosas, pues ésa es su forma de aprender. Lo único que tú no quieres es que se lastime o que rompa algo valioso. Por esta razón, el mejor método de disciplina a esta edad es controlar el lugar en el que se encuentra la pequeña. Ningún tipo de conversación funcionará con niños de esta edad.
Si no quieres que toque tu costoso florero de cristal, simplemente ponlo en una repisa alta que esté fuera de su alcance. Si no quieres que la pequeña se caiga por las escaleras, instala una puerta. Tu método de disciplina cambiará a medida que tu hija madure y pueda comprender las consecuencias de sus actos. Sólo recuerda que la disciplina está más relacionada con la enseñanza que con el castigo.
Lawrence Kutner, Ph.D., Psicólogo Clínico.
Si bien muchos niños dan golpes a diestro y siniestro cuando se sienten frustrados ello no significa que debas pasar por alto su conducta. Dile "¡No me pegues!" No le respondas con un golpe, porque si lo haces, sólo empeorarás las cosas. Recuerda que ella no te pega porque esté enojada o porque tú hayas cometido algún error como madre o padre, sino porque se siente agobiada. Simplemente mantén la calma. Esto permitirá que tu hija recupere el control. En el caso de algunos niños de esta edad que ya lo han "perdido", puede resultar útil rodearlos con los brazos por algunos minutos para que no puedan pegarle a nadie. A veces también puede ayudar distraerla cuando veas que está empezando a agitarse. A medida que tu hija crezca, se sentirá con mayor control para enfrentarse a emociones fuertes.
Lawrence Kutner, Ph.D., Psicólogo Clínico.
Antes que nada, recuerda que, durante esta etapa, lo más probable es que la principal respuesta de tu hijo sea resistirse a todo lo que le hagas. La actitud negativa es su gran tarea en este momento; forma parte de su lucha por obtener más independencia. Sin embargo, es importante que los niños de esta edad cuenten con una estructura, una rutina y también con una disciplina que sean claras. De no ser así, es probable que parezcan asustados o, tal como decimos habitualmente, "malcriados" (es decir, en busca de límites).
Todo este preámbulo es para decirte que vosotros sois los adultos y que lo importante es que mantengáis una estructura en su actividad diaria. Tu hijo tiene la opción de aceptar dicha estructura tranquilamente o bien protestar, lo que seguramente hará cuando intentes vestirlo. Tendrás que realizar esta tarea a pesar de sus protestas. Decide en qué batallas vas a pelear. En cuanto a otros asuntos menos importantes, es mejor no considerarlos.
Tal vez sea más fácil vestirlo de pie. Escoge ropa que sea fácil ponerle y permite que te "ayude" a prepararlo para salir. Pásale los calcetines para que intente ponérselos. No le des muchas opciones. Toma dos trajes o incluso un par de pantalones y dos camisetas y dile: "¿Qué camiseta prefieres usar con tus pantalones azules? ¿La roja o la blanca?".
Si esto no funciona, dale algo para que se entretenga mientras lo vistes. Mantén la calma y vístelo rápidamente en forma práctica; mientras menos le demuestres tu enojo, menos recompensa obtendrá el niño por sus protestas. Cuando termines, mímalo y dile algo así como: "Siento mucho que no te guste vestirte, pero tú y yo sabemos que teníamos que hacerlo". A esta edad, las protestas son normales y saludables y no merecen castigo. Por esta razón, tampoco deberías prestarles mucha atención. El manejo eficaz de las rabietas enseña al niño que las pataletas no funcionan.
T. Berry Brazelton, Doctor en Medicina.
Aunque tu situación parezca ser muy frustrante, es bastante común, pues muchos niños alrededor de los 18 meses expresan sus sentimientos de manera física. Como bien sugieres, también es probable que tu pequeño quiera llamar tu atención. A esta edad, los niños piensan de manera muy egocéntrica, es decir, todo ocurre debido a ellos y sólo pueden pensar en algo o alguien desde su propio punto de vista. No se trata de egoísmo, sino que es sólo su forma de ver el mundo.
Trata de que note la atención que le prestas cuando se comunica sin golpear a nadie. Los estímulos positivos por una buena conducta enseñan mejor que las consecuencias negativas que produce una mala conducta. No lo hagas participar en acontecimientos sociales si sabes que está a punto de dormir su siesta o si tiene mucha hambre como para quedarse tranquilo.
Asimismo, trata de pasar algo de tiempo a solas con él todos los días, en un momento en que puedas prestarle toda tu atención mientras jugáis juntos. Muéstrale cómo tocar con delicadeza cuando tú o él queráis expresar sentimientos positivos hacia otra persona. No te des por vencida. Dentro de muy poco, el niño desarrollará el lenguaje que le permitirá comunicarse de forma más eficaz.
Peter A. Gorski, Doctor en Medicina.
Tu hijo se encuentra en una etapa normal de crecimiento. Es bastante común que niños de esta edad (e incluso mayores) tengan rabietas porque se sienten frustrados. Una vez que adquiera mejores habilidades verbales, irán desapareciendo de forma natural. Es importante que evites que se lastime cuando tenga una de estas rabietas. Intenta tomarlo en brazos, llevarlo a un lugar seguro y luego, hablarle con calma.
Independientemente de lo que decidas hacer, no cedas ante sus exigencias o el niño pronto aprenderá a obtener lo que quiere con las rabietas. Al parecer, tu pequeño está poniendo a prueba tus límites y tú estás atrapado en un círculo vicioso. El niño exige tu atención y como temes malcriarlo, evitas prestársela. El resultado es que él se frustra y pide más. Al final, ambos termináis disgustados.
En lugar de eso, intenta prestarle mucha atención, con mimos, juegos y conversaciones, para que se sienta protegido y seguro. Si evitas prestarle atención, tu hijo sólo querrá que lo tomes más en cuenta. Una vez que sienta esa protección adicional, será menos exigente. Incluso, es probable que con este método descubra que ahora le prestas atención durante menos tiempo que cuando os peleabais. Es de esperar que te sientas mejor y que las rabietas disminuyan.
Lawrence Kutner, Ph.D., Psicólogo Clínico.
Estoy segura de que son muchas las respuestas que hay para esta pregunta. En algunas culturas los niños maman hasta una edad muy avanzada. Tengo la impresión, por el tono de tu pregunta, de que te sientes incómoda con las peticiones de tu hija, especialmente en público. En vista de la edad que tiene tu pequeña, sería aconsejable decirle que ahora sólo la amamantarás en casa. Si necesita beber líquido, dale algo en un vaso o lleva siempre algo cuando salgas. Por lo general, los niños pequeños exigen muchas cosas. Ésa es una de las formas que tienen para mostrar su independencia. Sin embargo, los padres deben poner límites constantemente, a menudo por razones de seguridad. Está bien decirles que "no" e intentar desviar su atención de lo que estaban exigiendo.
Si eres constante, generalmente cambian de actitud. Si aún disfrutas amamantándola en casa antes de dormir, continúa haciéndolo. Si está lista para destetar a tu hija, ofrécele beber de un vaso, léele un cuento, dale un par de abrazos y luego déjala. Si te pide mamar, dile que ahora tiene que beber de un vaso. De ser posible, pídele al padre de tu hija que la acueste para cambiar el esquema. Puede que esto lleve un poco de tiempo, ya que ha estado acostumbrada a seguir el esquema anterior durante casi dos años, pero en poco tiempo se adaptará a la nueva rutina. ¡Buena suerte!
Linda Jonides, enfermera pediátrica.
La rivalidad entre hermanos es normal e inevitable. Los niños llegan a conocerse a sí mismos y al resto de los niños por medio de la experiencia. Por lo tanto, lo mejor que puede hacer es no tomar parte en la rivalidad. Si dejas que ellos mismos solucionen el problema, aprenderán a cooperar y a cuidar más el uno del otro que si tú te entrometes. Sin embargo, si uno de ellos acusa al otro, lo que seguramente ocurrirá, no lo recompenses por haberlo hecho.
Recuérdale al chivato lo disgustado que él se pondría si su hermano lo acusara, y dile que tú no quieres verte comprometida de esta forma. Recompensa a tus hijos si se han relacionado en forma positiva el uno con el otro. Sin importar qué hagan, resiste el impulso de solucionarles el problema. Tienen que aprender a convivir como familia, una de las lecciones más importantes que podemos recibir. Recuerda: el cariño y la competencia son las dos caras de la misma moneda.