Los carbohidratos en el embarazo
Los carbohidratos son alimentos que aportan energía. De ellos obtenemos aproximadamente la mitad de nuestra ingesta calórica. Aunque son muy alabados por los deportistas debido a su elevado aporte energético, hay quien dice que se trata de calorías vacías y recomiendan limitarlos para controlar el peso corporal. Si te has puesto a dieta, es probable que para ti sea más importante vigilar la ingesta calórica total que preocuparte por determinados grupos energéticos. No obstante, algunos carbohidratos son mejores que otros.
Diferencias entre carbohidratos
No todos los carbohidratos son iguales.
Los carbohidratos sencillos aportan mucha energía y calorías, pero no tienen gran valor nutricional. Algunos carbohidratos sencillos son el pan, el arroz y la pasta blancos, los cereales refinados, las galletas, la bollería, la comida rápida y los azúcares.
Los carbohidratos complejos, por otra parte, están repletos de minerales, proteínas y fibra, todo ello necesario para ti y para tu bebé. Son carbohidratos complejos la fruta y la verdura, el pan, los cereales, la pasta y el arroz integral, las alubias y los garbanzos y las patatas preparadas al horno o al vapor sin quitar la piel.
Beneficios de los carbohidratos complejos
La mayoría de los nutricionistas creen que los carbohidratos complejos deberían representar el 60% de la ingesta calórica diaria durante la gestación.
Quizá un sesenta por ciento parezca mucho, pero piensa en los beneficios que pueden aportar a tu salud. La fibra de los carbohidratos complejos (como la fruta y la verdura) alivia el estreñimiento que se puede sufrir durante el embarazo. Algunas mujeres también observan que los carbohidratos reducen las náuseas que aparecen durante el primer trimestre.
Consejos para el consumo
A continuación se dan algunas sugerencias para aprovechar al máximo el valor nutricional de los carbohidratos:
Consume fruta y verdura fresca o congelada. Tienen mayor valor nutricional que la variedad enlatada. Prueba a comer fruta y zanahorias crudas todos los días a modo de tentempié.
Consume las verduras salteadas, cocinadas en el microondas o poco hechas al vapor, para que conserven sus vitaminas y minerales.
Siempre que puedas, evita consumirlas con salsas espesas o mantequilla, ya que estos aderezos grasos llenan mucho y dejan poco espacio para otros alimentos más nutritivos.
Artículo realizado por Elaine Zwelling y el Dr. Jim Thornton.
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