Cómo enfrentarse a los cólicos en bebés de 0 a 36 meses
¿Qué son los cólicos?
Que todos los bebés lloren es una realidad en todo el mundo. Generalmente, entre las tres semanas y los tres meses de edad es cuando más lloran y, con frecuencia, esto ocurre durante la tarde y la noche. El tiempo de llanto que se puede esperar de un bebé depende de su temperamento y de las circunstancias, pero los expertos lo llaman "cólico" cuando dura tres o más horas al día, durante tres o más días a la semana, por un período de tres o más semanas.
Para los padres, los cólicos pueden ser fuente de frustración y estrés, especialmente porque no está clara ni su causa ni su cura (excepto el tiempo). La mejor explicación parece ser que el bebé absorbe las experiencias del día y llega a un punto en que su inmaduro sistema nervioso se sobrecarga. Como resultado, todos los sistemas de su organismo realizan un esfuerzo excesivo, incluido su estómago, intestinos y músculos. Esto hace difícil que pueda calmarse; por lo tanto, llora.
Los niños sensibles y activos tienden a presentar esta tendencia con mayor facilidad, y los cólicos incluso parecen heredarse en las familias. Afortunadamente, a medida que tu bebé crece y su sistema nervioso madura, podrá desarrollar más habilidades para apartar su mente de algunas cosas y estar más capacitado para calmarse. No obstante, hasta ese momento, la vida familiar puede ser difícil. ¿Qué puedes hacer mientras tanto?
Cómo calmar a un bebé con cólico
A continuación te indicamos algunas tácticas comprobadas que te ayudarán a calmar el llanto de tu bebé:
Movimiento: columpiarlo, mecerlo, pasearlo en automóvil, hacerlo bailar en los brazos de mamá o papá. Al parecer, el movimiento prácticamente elimina la inquietud. Experimenta con diferentes tipos de movimiento, ya que todos los bebés son diferentes.
Sonido: música (¡que no sea heavy metal!), cantos, ruidos suaves provenientes de un ventilador u otro artefacto mecánico.
Tacto: las investigaciones muestran que llevar al niño en una mochila portabebés frontal durante las primeras horas del día (cuando no está llorando), realmente reducirá la duración de los llantos nocturnos, pero no la frecuencia de éstos. Una vez que comience a llorar, puedes darle suaves masajes en su espalda, acariciar su estómago ejerciendo una ligera presión y arroparlo con una manta para ayudarlo a calmarse.
Déjalo desahogarse: a veces, mientras más cosas se hagan por un bebé, más aumenta su sobrecarga. Entonces, es mejor arroparlo bien, acostarlo y dejarlo que se desahogue solo. Éste es un método especialmente útil cuando tú también comienzas a desesperarse.
¿Qué sucede si no es un cólico?
En contadas ocasiones, puede alterarlo algún componente de la dieta de la madre durante el período de amamantamiento. Intenta disminuir la cafeína o las coles, los condimentos o las legumbres y observa si esto ayuda a aliviar el problema. Si estás dando biberón a tu hijo, cambiar de fórmula rara vez funciona, es mejor consultar a tu médico antes de seguir ese camino. Además, estate alerta ante cualquier enfermedad o lesión; naturalmente, éstas también pueden hacer llorar a un niño.
Artículo realizado por la Dra.Suzanne Dixon.
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