¿Qué es la mastitis y cómo puedes tratarla?
La mastitis es una infección de pecho que suele provocar dolor o sensibilidad en un pecho. Las madres suelen padecerla durante las primeras semanas de lactancia, pero algunas pueden sufrirla más tarde. Tratar esta infección de pecho pronto es fundamental para impedir complicaciones. Los profesionales sanitarios suelen prescribir antibióticos para tratar la mastitis. La lactancia puede ayudar a prevenir y curar esta enfermedad, pero es importante emplear las técnicas adecuadas para vaciar por completo ambos pechos. Sigue leyendo para conocer los síntomas y los factores de riesgo y para saber qué pasos puedes dar para contribuir a prevenir y tratar la mastitis.
¿Qué es la mastitis?
La mastitis se produce cuando el tejido mamario se inflama debido a una infección. Suele afectar a las madres lactantes (en ese caso se llama mastitis de lactancia) en las primeras 6 - 12 semanas, pero a veces puede aparecer más tarde. La mastitis puede ser dolorosa y puede hacerte pensar en dejar de dar el pecho, pero cuando remita la infección, podrás continuar con la lactancia sin dolor. Entonces podrás disfrutar plenamente de este tiempo compartido sabiendo que os beneficia tanto a ti como al bebé.
Signos y síntomas de la mastitis
Cuando empiezas a dar el pecho, es normal sentir un poco de sensibilidad o dolor en los pechos, así que, ¿cuáles son los síntomas de la mastitis? Estos son algunos de los signos y los síntomas de la mastitis:
Dolor o sensación de ardor en el pecho cuando mama el bebé (esta infección de pecho suele afectar solo a un pecho)
Sensibilidad o dolor en el pecho
Hinchazón del pecho
Sensación de calor en el pecho
Enrojecimiento del pecho (suele ser cuneiforme)
Cansancio
Fiebre y escalofríos.
¿Cuáles son las causas de la mastitis?
Entre las causas de la mastitis se incluyen las siguientes:
Retención de la leche materna. Si no se amamanta correctamente, el pecho puede no vaciarse por completo. Esta retención de la leche materna puede provocar dolor en el pecho y acabar en infección.
Obstrucción de los conductos lácteos. Si un conducto se obstruye, puede acumularse leche. Si no se trata la obstrucción, puede producirse una infección de pecho.
Bacterias. Las bacterias de tu piel y de la boca del bebé pueden introducirse en los conductos lácteos a través de una fractura o una grieta de la piel del pezón o a través de la abertura de un conducto lácteo. La leche materna es un caldo de cultivo para bacterias que pueden provocar mastitis.
Algunas madres son más propensas a sufrir esta enfermedad que otras, y entre los factores de riesgo se encuentran los siguientes:
Pezones agrietados
Permanecer en una única posición mientras amamantas, lo que hace que el pecho no se vacíe por completo
Usar sujetadores ajustados o ejercer presión sobre el pecho, lo que puede limitar el flujo de la leche
Estar demasiado cansada o estresada
Haber sufrido mastitis antes, lo que puede aumentar el riesgo de mastitis de lactancia recurrente
Mala nutrición.
Cómo prevenir la mastitis
Puedes hacer lo siguiente para intentar prevenir la mastitis:
Asegúrate de que tu bebé se agarra correctamente cuando mame
Cambia de posición mientras amamantas para vaciar por completo los dos pechos
Asegúrate de que tu bebé vacíe por completo un pecho antes de darle el otro
Da el pecho siempre que puedas y mientras tu bebé tenga hambre: no dejes pasar demasiado tiempo entre una toma y otra
Para contribuir a vaciarte los pechos, aplícate una compresa templada (una toallita mojada y templada) en los pechos o date una ducha templada antes de la lactancia
Lee más información sobre la lactancia materna y pide ayuda a un consultor de lactancia o a un profesional sanitario para aprender las técnicas adecuadas para que los dos pechos se vacíen por completo durante las tomas.
Más adelante, cuando quieras destetar a tu bebé, puede que te preguntes cómo dejar de producir leche sin sufrir mastitis. La clave es destetar a tu hijo de forma gradual. Habla con un consultor de lactancia o con un profesional sanitario para obtener más información.
Lactancia y mastitis
Puedes dar el pecho con mastitis. Al principio puede ser un poco incómodo, pero dar el pecho puede contribuir a resolver el problema más rápidamente. Además, es seguro para tu bebé. Las propiedades antibacterianas de tu leche contribuyen a proteger a tu bebé de la infección. Habla con tu médico sobre la lactancia si tomas antibióticos para la mastitis.
Tratamiento de la mastitis
Es importante tratar la mastitis en cuanto la notes. Al principio, puedes tener síntomas similares a los de la gripe, seguidos de dolor en un pecho. Es importante que en ese momento hables con un profesional sanitario sobre cómo tratar la mastitis, porque, si no la tratas, puede acumularse pus, que puede formar un absceso que quizá haya que drenar. Para tratar la mastitis suelen prescribirse antibióticos. Si esto no hace que desaparezca o si se vuelve recurrente, vuelve a hablar con un profesional sanitario sobre cómo eliminar la mastitis para siempre, posiblemente con otro tipo de antibiótico, por ejemplo.
Estos consejos también contribuirán a aliviar un poco la mastitis:
Sigue los consejos de prevención anteriores, pues también pueden contribuir a resolver el problema (por ejemplo, dar el pecho con frecuencia puede contribuir a reducir la inflamación y abrir la zona obstruida)
Inclínate sobre una bañera llena de agua templada y mantén los pechos sumergidos 10 minutos varias veces al día. Esto puede contribuir a eliminar y secar secreciones que pueden obstruir el flujo de la leche para que tus pechos puedan vaciarse por completo en las tomas
Pregunta a un profesional sanitario si debes tomar analgésicos para contribuir a reducir la molestia
Descansa (descansar en la cama con tu bebé también puede aumentar la frecuencia de las tomas)
Bebe mucha agua para ayudar a tu cuerpo a combatir la infección
Si dar el pecho es demasiado doloroso, intenta usar un sacaleches o las manos
Usa un buen sujetador.
La mastitis puede ser desalentadora, pero, cuando desaparezca, puedes volver a dar el pecho con normalidad y disfrutar de este vínculo con tu bebé.
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