6 a 9 meses: actividades para el desarrollo psicomotor del bebé
A los 6 meses, vuestro bebé ya ha adquirido la capacidad de controlar los movimientos de sus manos guiados por la vista, logro que se perfecciona durante esta etapa. El bebé intenta realizar alguna acción motora, generalmente con las manos, y casualmente, produce un resultado que no esperaba pero que es interesante para él. Como la acción casual ha resultado sorprendente y divertida, la repite una y otra vez por el puro placer de revivir el resultado que acaba de obtener. Por ejemplo, el bebé tiene a la vista un sonajero y estira la mano para cogerlo. Al tirar del sonajero de manera brusca, el bebé oye el sonido del mismo inesperadamente y le sorprende y le divierte. De este modo aprende que, si agita la mano, el sonajero vuelve a hacer ruido.
Esta conducta representa un auténtico progreso a nivel intelectual. Ahora el bebé empieza a mostrar un mayor interés por los efectos de sus acciones sobre los objetos y el mundo exterior. De esta forma se vuelve cada vez más abierto intelectual y socialmente. Se va convirtiendo en un explorador de objetos, y la curiosidad es el motor que alimenta su desarrollo.
En esta etapa, también es capaz de cogerse el pie y llevárselo a la boca. Además, puede reconocerse ante el espejo por primera vez. Imita gestos, como decir “adiós” y dar palmadas. Vocaliza varias sílabas como inicio del lenguaje hablado y es capaz de imitar las conductas de un adulto.
En esta fase, el bebé hace grandes progresos en sus cambios de postura. Puede aguantar su cabecita; tumbado boca abajo se apoya con las manos y levanta la cabeza y el tronco, lo cual le permite contemplar todo lo que le rodea desde otra perspectiva. Poco a poco intentará cambiar de posición pasando de boca abajo a boca arriba y viceversa.
Le gusta que le cojamos por el tronco en posición vertical para poder saltar apoyándose sobre los pies.
Consolidando estos aprendizajes y adquiriendo más confianza, ya a los 9 meses el bebé intentará reptar dándose impulso con brazos y piernas. Una vez aprendida esta maniobra, se atreverá a gatear sobre las rodillas y las manos.
Actividades de estimulación de los 6 a los 9 meses
Podéis hacerle descubrir juegos de vaciar y llenar. Poned objetos que le gusten dentro de una cazuela, caja, para que él los saque y los vuelva a colocar en el interior.
Juegos de descarga motriz: dadle una cazuela y un cucharón para que golpee (también sirve con un tambor, pandereta, etc.)
Dadle una pelota para que la tire y jugad a devolvérsela. Con esta acción el bebé descubre la fuerza de la gravedad y se entretiene viendo los objetos caer y escuchando el ruido que hacen.
Podéis jugar al “cucu-tras”. Escondeos detrás de un pañuelo o de vuestras manos para aparecer luego diciendo “tat”. Además de gustarle el juego, estáis ayudando a vuestro bebé a entender que aunque no estéis, no habéis desaparecido. Este aprendizaje es crucial, ya que será el que le permitirá empezar a independizarse y explorar su entorno más inmediato, pero con la seguridad de que vosotros estáis cerca y lo protegéis.
Otra actividad de estimulación: acomodad a vuestro bebé en un extremo de la habitación y poneos en el otro, animándole a que se desplace hacia vosotros arrastrándose. Cuando domine este tipo de desplazamiento, podéis ponerle obstáculos como cojines o rulos para que los supere y el juego sea más divertido.
Con el bebé tumbado boca arriba, ayudadle a que se incorpore cogiéndolo de las manos. Podéis repetir varias veces la acción hablándole y animándole al mismo tiempo.
Cuando el bebé esté gateando, podéis jugar con él a perseguirlo.
Sentad a vuestro bebé en las rodillas y cogedle de las manos. Cantadle canciones (p. ej. “arre borriquito”) que impliquen movimiento y columpiad al niño de detrás hacia delante, moviendo vuestras rodillas como si fueran un caballito (al trote y al galope).
Podéis tumbaros en el suelo boca abajo y colocaros frente a vuestro bebé hablándole y aproximándole juguetes para después cogérselos. De esta forma, estimuláis la imitación y su motricidad.
Rodad por el suelo con el niño como si juntos fuerais una croqueta. Así, aprenderá o perfeccionará los cambios de posición, mejorando su equilibrio.
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