El programa de vacunación del bebé

Uno de los mayores avances en materia de salud durante el siglo XX fue la eliminación casi total de las enfermedades infecciosas infantiles comunes, de un 95% a un 100%. Sin embargo, estos "bichos malos" siguen en nuestro ambiente, y nuestros hijos necesitan que sus sistemas inmunológicos estén preparados para protegerlos. Las vacunas protegen al niño de enfermedades tan graves como la polio, la tos ferina y las demás que aparecen en este listado.

Los bebés más pequeños son los que corren más riesgo, por lo que necesitan todas estas vacunas antes de cumplir los dos años. Puesto que las vacunas están en constante perfeccionamiento y sus distintas marcas pueden tener ligeras diferencias, tal vez tu pediatra tenga un programa de vacunación algo distinto para tu bebé. En todo caso, ten a mano un listado como el que te presentamos a continuación, para que puedas llevar un registro de las vacunas del niño y revisarlo con tu pediatra en cada control médico para estar seguros de que tu bebé tiene todas sus vacunas al día. Lo más probable es que aparezcan nuevas vacunas, así que no te sorprendas si este programa varía con el tiempo.

Cuando el niño sea mayor (entre los 4 y 6 años y los 11 y 16 años), necesitará "dosis de refuerzo" o vacunas adicionales. En todo caso, el niño va a recibir la mayoría de las vacunas antes de los 18 meses, momento en el cual el riesgo de contraer enfermedades es mayor. Asegúrate de mantener el registro de vacunas de tu hijo durante toda su infancia y llévalo a todos los controles médicos.

Vacunas

  • La Hep B protege de la hepatitis B, una grave enfermedad del hígado.

Aunque el calendario de vacunación exacto varía de un lugar a otro, es posible que se necesiten dos o tres dosis para completar la serie. Es posible que más adelante el niño necesite dosis de refuerzo. Actualmente existen vacunas sin timerosal (sin mercurio).

  • La DtaP protege de la difteria, el tétanos y la pertussis (tos ferina).

La nueva forma de la vacuna, DTaP, contiene una forma acelular de la vacuna contra la pertussis. Esta forma es cada vez más recomendada, porque produce menos fiebre. Aun así, todavía se usa la DTP en muchos casos porque brinda una protección eficaz, tal como lo ha hecho durante los últimos 30 años.

  • La Hib protege de la enfermedad invasiva causada por hemophilus influenza tipo B.

La vacuna Hib se puede combinar con otras vacunas o bien se puede administrar por separado. Puesto que esta vacuna tiene formas ligeramente distintas, es importante que la serie completa sea administrada en la misma clínica o por el mismo pediatra. Si esto no es posible, asegúrate de llevar el registro de vacunación con la información exacta de las vacunas para que el pediatra pueda ajustar la dosis que administrará durante dicha visita con la dosis que el niño recibió antes. En algunos casos, no será necesaria la dosis de los 6 meses.

  • La IPV u OPV protegen de la polio.

Actualmente, en algunos países se prefiere utilizar la vacuna inyectable con el virus de la polio inactivo (IPV), porque ha disminuido la incidencia general de esta enfermedad y, en cambio, la vacuna oral contiene el virus vivo y debilitado (modificado). Si tú o el niño vais a viajar al extranjero, estáis en un lugar donde existe una epidemia, quizás sea más conveniente la vacuna OPV (vacuna oral contra la polio), especialmente para las últimas dosis de la serie. Consulta con tu pediatra.

  • La vacuna neumocócica protege de la enfermedad neumocócica invasiva.

Existen varias formas de esta vacuna, cada una de las cuales actúa contra diferentes tipos de esta bacteria.

  • La MMR o triple vírica protege del sarampión, las paperas y la rubéola (sarampión alemán).

  • La varicela-zóster protege de la varicela.

Algunos países no contemplan la vacuna contra la varicela. Infórmate acerca de sus beneficios y, si no tienes cobertura, realiza las averiguaciones del caso en la delegación de la Seguridad Social de tu localidad.

  • La Hep-A protege de la hepatitis A, una infección hepática viral.

En algunos países, se recomienda administrar la vacuna contra la hepatitis A (Hep-A), que protege de un tipo específico de infección hepática, según la frecuencia con que se presenta esta enfermedad. Pregunta al pediatra que atiende al niño si es necesario administrársela. Esta vacuna se puede administrar una o más veces después de los 2 años de edad.

Guía de enfermedades

La siguiente es una lista de las vacunas y la descripción de las enfermedades que previenen. Por fortuna, la medicina moderna crea continuamente nuevas y mejores vacunas para que un niño pueda estar protegido contra estas graves enfermedades con menos dosis y menos molestias.

  • Difteria (vacuna DtaP o DTP)

La difteria es una enfermedad respiratoria grave que provoca una cobertura o película espesa en la nariz, garganta y vías respiratorias, lo que puede causar problemas respiratorios, fallo cardíaco, parálisis e incluso la muerte en hasta un 20% de los casos. Los niños más pequeños son los que corren más riesgo.

  • Hemophilus influenza/tipo B (vacuna Hib)

Hemophilus influenza/tipo B (vacuna Hib). La hemophilus influenza es una infección bacteriana que provoca neumonía, meningitis, grave inflamación de la garganta y otras infecciones graves. Además, generalmente causa otitis bacteriana o infecciones en los oídos. Antes de que existiera la vacuna, la hemophilus influenza causaba la muerte o graves incapacidades a miles de niños. Generalmente afecta a pequeños menores de 5 años.

  • Hepatitis A.

La hepatitis A es una infección hepática viral, que provoca fiebre, fatiga, ictericia y pérdida del apetito. A pesar de que la mayoría de los niños presenta pocos síntomas o incluso ninguno, los adultos que la padezcan pueden estar enfermos durante meses o incluso años. La hepatitis A se transmite con mayor frecuencia de una persona a otra producto del contacto con heces contaminadas; es habitual que se produzcan brotes de esta enfermedad en algunas comunidades.

Además de la vacuna Hep-A, generalmente se administran dosis de inmunoglobulina como protección adicional para los niños de más de 2 años que se encuentran en riesgo, debido a la presencia de esta enfermedad en la familia o comunidad. Si bien es cierto que la vacuna Hep-A no es una vacuna habitual, sería recomendable en algunas comunidades para los niños que viajan al exterior y para los miembros de una familia o guardería donde haya una persona infectada.

  • Hepatitis B.

La hepatitis es una enfermedad hepática viral que puede ser muy grave e incluso puede producir una crisis renal o una enfermedad crónica del hígado. Se necesitan tres dosis de la vacuna contra la hepatitis B para contar con una protección completa. Los adolescentes y los adultos también pueden recibir esta serie de vacunas para protegerse. Es posible que quienes han padecido la enfermedad tengan mayores posibilidades de contraer cáncer hepático en el futuro. Por lo tanto, una oportuna protección tiene efectos a corto y largo plazo.

  • Sarampión (vacuna MMR o triple vírica)

El sarampión (también conocido como sarampión "rojo" o "duro") es una enfermedad viral que provoca erupciones, tos y fiebre y que puede causar diarrea, infecciones en el oído, neumonía, daño cerebral o incluso la muerte. Los niños que padecen desnutrición o enfermedades crónicas son los más propensos a contraerlo. En España, todos los años ocurren brotes de sarampión; ésta, de hecho, es una enfermedad común en todo el mundo.

  • Paperas (vacuna MMR o triple vírica)

Las paperas provocan fiebre, dolor de cabeza e hinchazón de la glándula parótida que se encuentra en la base de cada oído. En algunos casos, deriva en meningitis (una infección del cerebro y la médula espinal), o en encefalitis, (una inflamación del cerebro). 

También puede causar la pérdida de la audición y, en el caso de niños varones y hombres adultos, puede provocar hinchazón de los testículos e incluso infertilidad. El sarampión puede ser muy grave y doloroso en los adultos, por lo cual es preferible recibir la vacuna a temprana edad.

  • Pertussis también conocida como tos ferina (vacuna DtaP o DTP).

Pertussis, también conocida como tos ferina (vacuna DtaP o DTP). La pertussis (o tos ferina) provoca tos y ahogos que duran semanas. Al acceso de tos le sigue un "silbido" característico cuando el niño trata de respirar. Es común que después se produzcan vómitos. La pertussis puede provocar neumonía, crisis convulsivas, daño cerebral e incluso la muerte.

Los niños muy pequeños que no han sido vacunados son los que corren mayor riesgo y, a menudo, es necesario hospitalizarlos si enferman. Aunque los adultos que contraen la enfermedad pueden verse seriamente afectados por ella, generalmente se recuperan. Sin embargo, es necesario extremar los cuidados ya que pueden contagiar a bebés y niños pequeños.

  • Enfermedades neumocócicas.

La bacteria del neumococo puede provocar neumonía y meningitis y es la causa más común de las infecciones en el oído por bacterias. En vista de que existen diversas subclases de neumococos, es importante tener claro que las vacunas protegen de algunas de ellas, pero no de todas.

Los bebés más pequeños son los que corren mayor riesgo de contraer estas infecciones. En el caso de los niños de más de 7 meses y menos de 2 años que no recibieron la vacuna cuando eran bebés será necesario administrarles una o más dosis. Es posible que los niños de más de 2 años de ciertos grupos también necesiten estas vacunas.

  • Polio (IPV, vacuna inyectable contra la polio o, en algunos casos, OPV, vacuna oral contra la polio).

La polio es un virus común que provoca fiebre, dolor de garganta, náuseas, dolores de cabeza, diarrea, dolores de estómago y, además, rigidez y debilidad del cuello, la espalda y las piernas. Aunque se la considera una enfermedad antigua que provocaba parálisis, lo único que tiene de "antigua" es que muchos de nosotros fuimos vacunados contra ella.

Además de parálisis, la polio puede provocar dificultades respiratorias o incluso la muerte. En general es preferible la forma inyectable, ya que la vacuna oral puede propagarse al ambiente a través de las deposiciones. Sin embargo, si se viaja a otro país donde la polio es común o si hay una epidemia, la forma oral proporciona la mejor protección.

  • Rubéola (vacuna MMR o triple vírica).

También conocida como "sarampión alemán", la rubéola es una enfermedad viral leve que provoca erupciones en la cara y el cuello, fiebre no muy alta e inflamación de los ganglios. Además, puede causar artritis, especialmente en mujeres y niñas. Si una mujer embarazada se contagia, su bebé puede presentar defectos congénitos o morir. Por tanto, si vacunamos a los niños hoy, estamos protegiendo a los niños de la próxima generación.

  • Tétanos también conocida como "trismo" (vacuna DtaP o DTP).

El tétanos causa espasmos musculares graves y dolorosos y, por lo general, es una enfermedad mortal. Algunas veces se le denomina "trismo" porque hace que los músculos de la mandíbula se "cierren", lo que dificulta o imposibilita la ingestión de alimentos. Por otra parte, un fallo respiratorio podría ocasionar la muerte. Estas bacterias viven en la basura y se propagan cuando entran a través de cortaduras profundas o picaduras.

  • Varicela (inyección VZV).

La varicela es una infección muy contagiosa que provoca erupción de ampollas y síntomas respiratorios que, en la mayoría de los casos, no afectan a los niños saludables. Distinto es el caso de los bebés pequeños, los adultos que no han padecido la enfermedad o no fueron vacunados y de las personas con inmunodeficiencias, para quienes esta enfermedad sí puede ser perjudicial.

La enfermedad dura entre 7 y 21 días; su prolongado período de incubación supone que los niños portadores de la enfermedad pueden contagiar a cientos de personas antes de que se sepa que están enfermos.

La neumonía, infecciones cutáneas graves, daño cerebral y otros problemas pueden complicar la enfermedad, especialmente en los adultos. Lo mejor es padecer la enfermedad cuando se es joven o recibir la vacuna durante dicha etapa de la vida. Las mujeres no inmunes pueden dar a luz bebés que corren un grave riesgo de contagio si se exponen a la varicela durante sus primeros años de vida. La mayoría de las personas vacunadas tendrán protección contra la varicela, pero quienes estén inmunizados contraerán un cuadro mucho más leve de la enfermedad.

¿Cual es el aspecto negativo?

Las vacunas son uno de los mayores triunfos del milenio y han cambiado profundamente la vida de nuestros niños. Aunque existen riesgos de efectos secundarios, éstos son muy leves y la frecuencia con que ocurren ciertos problemas es muy baja. Además, dichos riesgos son mucho menos graves que los relacionados con la enfermedad contra la cual se administró la vacuna.

En vista de que gran parte de los padres de hoy creció sin conocer las enfermedades contra las cuales actualmente se vacuna a los niños, les resulta difícil comprender la utilidad de la vacunación, en especial si dichas vacunas presentan efectos adversos como fiebre o inflamación en una pierna.

Sin embargo, hay niños conectados a respiradores mecánicos a causa de la tos ferina, niños con asfixia debido a la difteria y niños discapacitados a causa de la meningitis bacteriana. Las vacunas son necesarias. Aún así, deberías informarte de los riesgos que conlleva todo procedimiento médico. La siguiente es una lista de algunos problemas que podrían causar las vacunas.

Los posibles "problemas positivos": reacciones menores que a menudo se producen tras la vacunación.

  • Fiebre

La mayoría de las vacunas inyectables puede producir fiebre; ésta es una señal de que el cuerpo está reaccionando tal como esperábamos ante la vacuna, es decir, está creando la inmunidad contra la enfermedad. Por lo general, la fiebre aumenta con cada una de las siguientes dosis de cierta vacuna.

Si después de una vacuna el niño presenta fiebre, ten a mano su termómetro y la dosis correcta de paracetamol. En caso de que la fiebre aumente o se prolongue por más de uno o dos días, será necesario que llames a tu pediatra.

  • Enrojecimiento local, hinchazón

La zona en el que un niño reciba la vacuna estará un poco sensible y puede presentar una ligera hinchazón. Ésta es otra señal de que la vacuna está provocando la reacción corporal esperada. Cualquier molestia se podrá aliviar con paracetamol o ibuprofeno y un paño humedecido con agua tibia. Si el área enrojecida es más grande que una moneda, tiene pus o sigue roja después de dos a tres días, será necesario que consultes a tu pediatra.

A veces se daña una pequeña área de grasa que existía justo en el lugar donde se aplicó la inyección. Esto podría provocar la aparición de una pequeña protuberancia dura que permanece por uno o dos meses, pero que finalmente desaparece.

  • Una erupción

En algunas ocasiones, la vacuna puede hacer que se presente una leve "versión" de la enfermedad contra la cual fue administrada. Los síntomas, que se pueden presentar una o dos semanas después de la vacuna, son muy leves y habitualmente no causan muchos problemas.

Los posibles "problemas negativos"

  • Una reacción alérgica

Este problema es extremadamente poco frecuente, pero muy grave. A veces los niños presentan una reacción alérgica porque son alérgicos a los componentes utilizados en la vacuna. Por ejemplo, los niños alérgicos al huevo presentarán problemas con las vacunas elaboradas con virus que originalmente fueron cultivados en huevos.

Entre los posibles síntomas de esta reacción alérgica se encuentran una erupción de manchas rojas (urticaria), falta de aire, silbidos en el pecho, dificultades respiratorias, palidez, mareos o taquicardia. Estos síntomas aparecen minutos u horas después de la vacuna. Por tal razón, la mayoría de las instituciones de salud solicitan que el paciente no se retire inmediatamente después de haber sido vacunado, pues de lo contrario tendrá que regresar enseguida, en caso que se presenten estos síntomas.

Si las alergias son comunes en tu familia o si alguien de la familia ha presentado reacciones adversas a las vacunas, asegúrate de informar a tu pediatra o enfermera antes de que administre la vacuna.

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